Hace unos años, varios amigos teníamos la
costumbre de reunirnos los 31 de diciembre en horas de la tarde, para tomarnos un par de tragos en un bar de la localidad antes
de año nuevo. Una buena tradición, porque realmente pasábamos buenos momentos
entre chistes y anécdotas.
El año pasado fue algo distinto, después
de un año lleno de experiencias no tan satisfactorias, alguien nos dio un toque
de realidad. Esos momentos que te cambian la vida, Ese día decidimos romper los
círculos viciosos en que vivíamos, juramos que nunca íbamos a parar de mejorar
y prometimos que en un año íbamos a volver a evaluarnos.
Este año no hubo reunión, se rompió la
tradición. Todavía no sé si eso es bueno o malo. Lo cierto es que hoy día,
todos somos mejores. Seguramente estamos en el mejor momento de nuestras vidas.
Vaya que sí, aun jóvenes, con ganas de comernos el mundo y todos con excelentes
parejas. En lo personal no sé si soy mejor persona, pero soy una mejor versión
de lo que era, que de por sí ya era bueno.
Este año decidí dedicarme más tiempo a mí
y mi familia, estaba demasiado obsesionado con muchas cosas en el ámbito
profesional. Y extrañamente, acercándome a mi familia, este ha sido el año del
resurgimiento de mi grupo de trabajo. Cuando comenzamos éramos los últimos en
el negocio, todos los días pienso en cómo mejorar para no volver a ser los últimos,
todos saben cuáles son nuestros objetivos y no vamos parar hasta lograrlos. En
verdad estoy muy agradecido por todo el apoyo que recibí por parte de mis
patrocinadores, colegas, colaboradores, amigos y familia durante este año. Los
que se fueron siempre son bienvenidos de regresar.
La verdad iba a escribir sobre mi
recorrido de la mañana de hoy, ya que ando en el mundo del running. La verdad
práctico desde hace mucho, incluso desde que estuviera de moda pero mi carrera
no me permite practicarlo a diario.
Lo importante es que hoy decidimos empezar
el año corriendo, y así fue. Hoy la rutina nos indicaba que tenemos que trotar por
más de 30 minutos o menos de 1 hora. Como era ritmo lento, pues tocaba apreciar
el paisaje. Hoy decidí tomar la ruta hacía el casco viejo. Literal desde el
Hotel Miramar hasta el Casco viejo solo vi a dos personas corriendo, el efecto
de la rumba de año nuevo jajaja.
El casco viejo es algo impresionante, mientras muchos dormían, tuve la oportunidad de apreciar lo bonita que en realidad es esta parte de la ciudad. Al no haber carros ni peatones, los callejones con calles de ladrillos eran muchísimo más hermosos, una delicia trotar entre ellos. No podía faltar los clásicos parranderos cancha larga, que ingieren alcohol en la calle y con música a todo volumen; hasta me ofrecieron una pinta. Llegué hasta la plaza de Francia y decidí volver. La vida es sobre detalles, hoy decidí ver cada detalle, mientras aún quedaban algunos parranderos sobrevivientes, ya el ejército de "hormiguitas" estaba listo para limpiar lo que otros ensuciaron. Los guardias de seguridad bostezando, asumo que deseando que este turno pase rápido. No tengo duda que la nueva sección de la cinta costera va a ser algo muy bonito y obvio va a ser divertido de recorrer, lo malo es que este gobierno ejecuta muchas obras pero el sobrecosto es evidente, así no vale.
Como hoy era día de hacer todo distinto,
pues no regrese por la cinta costera, tomamos la ruta de la avenida Balboa. Es increíble
el contraste. Mientras que la cinta costera es una obra espectacular, limpia, con áreas
verdes bien cuidadas; sin duda la empresa que se encarga de su mantenimiento
recibe buenas evaluaciones. Mientras la cinta costera está en contacto con la bahía
de Panamá, en el otro lado hay muchos terrenos baldíos con posibles focso de criaderos
de dengue, ayer el ministro confirmo más de 1300 casos a nivel nacional. Esto
es culpa de la falta de cultura de los panameños más que del gobierno, eso es
así. Siguiendo con los contraste, el recorrido es de más o menos 4 kilómetros,
a medida que te vas acercando al hotel Miramar, encuentras edificios
imponentes, de más de 30 pisos de alto. En este tramo de 4 kilómetros, el 75%
del mismo no tiene aceras delimitadas. No tiene sentido, la mayoría de las
veces tuve que correr por la calle, ya que las aceras estabas todas
"picadas" o los edificios ponían cadenas para delimitar su
territorios. Vamos!
Al llegar al Parque Urraca decidí detenerme,
el cronometro marcaba 45 minutos. Sinceramente todavía tenía fuerzas pero quise
sentarme a disfrutar del parque de mi barrio. Todavía recuerdo cuando el inútil
del “alcalde bailarín” quería transformarlo en una plaza de cemento, argumentando
que así era más fácil hacer los estacionamientos subterráneos y que en los países
de primer mundo las plazas son de cemento. Somos privilegiados por tener un
parque lleno de árboles que nos dan sombra y nos permiten ocultarnos del sol,
donde todavía hay áreas verdes para practicar deportes. Es un sitio de escape
para muchos. Lo cierto es que mientras tomaba un aire me percato que un
piedrero prende un porro, y siento un aroma peculiar. Decidí quedarme un
momento, imaginar que estoy en Jamaica, escuchando buen regué y disfrutando de
un buen ron. Para que molestarme, la vida es detalles, hay que apreciarlos.
Hora de regresar.
Ya en mi casa, mientras termino de
hidratarme, espero a que mis padres se levanten. Quiero ayudarlos a calentar
comida de ayer, ayudar a cortar el pavo y leer el periódico mientras discuto de
política con mi viejo. Tengo años que no lo hacía porque antes a estas horas
todavía estaba de parranda. Decidí volver, decidí vivir. Dicen que los buenos
nunca se van del todo por eso siempre saben cómo regresar a casa. Yo volví a
casa.
Disfruten su primer día del año, solo
ocurre una vez. Saludos
@JulioEffio
Estuve en Panamá hace unas semanas, recibí el año nuevo por allá y (quitando los 32 grados C) fue una experiencia agradable. Pero gracias a tu crónica personal también recorrí la cinta costera y visité el casco viejo corriendo.
ResponderEliminarLlegué a tu blog por un artículo que le hiciste a Cash Back, y ese lo saqué de Twitter. Saludos desde Venezuela!